Carola va ligera de equipaje. Avanza sobre el piso rugoso y enmohecido. Pronto elegirá el lugar. O tal vez lo deje en manos del azar. Llegado el momento cerrará su opérculo para hibernar. No piensa asomar las antenas hasta que la primavera vuelva a explosionar.

[Hoy he aprendido que los caracoles hibernan y que me encanta como suena la palabra «opérculo»]

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