Paseaba recordando a cachitos los episodios de su historia juntas. Aquella vez que por fin se atrevieron y se dieron la mano, cuando se besaron por primera, por segunda y por tercera vez. Aquella otra en que, con un par de copas y ansiosas por tocarse, se metieron mano mutuamente y sin vergüenza en la esquina al salir del bar y escucharon los silbidos de quien pasaba por allí. En cada lugar un cachito de amor. En cada esquina un trozo de su corazón…