
La nueva dueña miró a la jefa de obra.
– Sobran tres letras.
– ¿Algo más? – preguntó.
– Nada más – respondió.
El edificio entero rugió.
El blog de María Cimadevilla
La nueva dueña miró a la jefa de obra.
– Sobran tres letras.
– ¿Algo más? – preguntó.
– Nada más – respondió.
El edificio entero rugió.