Ayer fue uno de esos domingos soleados en Madrid que apetece callejear con los amigos. Y eso hicimos tomando como punto de encuentro Lavapiés.
Como había niños en el pequeño grupo que formábamos, nos acercamos al parque Casino de la Reina para que pudiesen jugar. A falta de ganas de trepar por el castillo del parque infantil decidieron que querían jugar al ping pong. ¿Que si teníamos raquetas y pelota? Pues no pero, ¿qué importa eso cuando tienes imaginación? Así que el tapón de plástico de la botella de agua que llevábamos sirvió durante un rato para desarrollar destreza e ingenio en esa nueva modalidad autoinventada.
Cuando se agotaron las risas con ese juego decidieron que les apetecía jugar con un balón, pero ni teníamos ni tenían el resto de niños y niñas que rondaban por allí. Así que Madre e Hijo Mayor se fueron en busca de alguna tienda en el barrio donde comprar uno de plástico, e Hijo Pequeño y el resto de adultos nos quedamos en el parque. Mientras el grupo de amigos seguíamos hablando a la sombra en nuestro banco de madera, Hijo Pequeño empezó a darle patadas a una lata que había en el suelo, y otro niño que llegaba al parque se le acercó y se unió al juego. Apenas cruzaron palabra (ni falta que hacía…), simplemente empezaron a jugar. Así que para cuando al rato llegó la pelota de plástico luciendo a unos conocidos personajes de serie de dibujos en su superficie, apenas podía competir con la diversión de pegarle patadas a esa lata que se iba deformando pero que sonaba a cada patadón que le propinaban tratando de colarla por debajo del banco que hacía las veces de portería.
Madre sugirió entonces que fuesen a jugar con el balón a las canchas de la entrada del parque, y allí que nos trasladamos con nuestros bártulos. La pista de fútbol estaba ocupada por un grupo de niños y adolescentes de edades muy diversas, así que Madre le preguntó a uno de los chicos más mayores si podían unirse al partido Hijo Mayor, Hijo Pequeño y el nuevo amigo del barrio. La respuesta fue rápida y sonriente: «Sí, claro».
Y en cuestión de segundos los niños fueron asignados a uno de los equipos, les explicaron quién iba con quién y se reanudó el partido. Una podría esperar que los más pequeños apenas tocasen balón en un partido así, pero sucedió todo lo contrario. Los mayores pasaban a los pequeños, les cedían toques para que participasen en las jugadas e iban rotando en los puestos para que todos jugasen en todas las posiciones. (Madre sufría viendo cómo Hijo Mayor, que tampoco es tan mayor… ocupaba la portería, pero no hubo incidentes de ningún tipo que lamentar).
Uno de los niños se acercó a Madre y le preguntó «¿Tú de qué país eres?».
«De España», respondió ella.
«¿Y no tienes un segundo país?», insistió. «El mío es Bangladesh».
«Pues si, la verdad es que sí», respondió entonces ella. «La abuela de mis hijos era de Brasil, así que ese es nuestro segundo país».
Porque Lavapiés es sin duda un barrio de países y de nacionalidades, como las 32 que ostentan los integrantes del Club de Fútbol Los Dragones de Lavapiés y cuya camiseta amarilla lucía ayer uno de los niños que corría en el campo. De este proyecto integrador a través del deporte les hablaba ayer a mis amigos mientras animábamos el partido desde la «grada» en la que convertimos uno de los bancos que rodean el campo. Y con ese mismo espíritu integrador aplaudíamos cada jugada que acababa en gol, fuese del equipo que fuese, aunque un poco más efusivos éramos en aquellas donde Hijo Mayor marcaba gol, eso no lo vamos a negar…
Escuché hablar de Los Dragones de Lavapiés por primera vez en el reportaje «Esto es un barrio» que el programa Crónicas de TVE emitió en septiembre de 2016 y que aún está disponible en su sección «A la carta».
Un reportaje que daba a conocer y ponía rostro a las muchas iniciativas que los vecinos y vecinas de Lavapiés llevan adelante para responder a demandas y situaciones especiales que vive este barrio multicultural, multigeneracional y estratégicamente situado en el centro de la capital (con todo lo bueno y lo malo que esto supone, tal como denuncian hoy colectivos vecinales como «Lavapiés, ¿dónde vas?«)
Y hoy, después de esa maravillosa tarde futbolera que tuvimos ayer, me encuentro de nuevo con Los Dragones en este reportaje de Chema Caballero en El País, «En Lavapiés hay Dragones». Así que lo leo con la sonrisa en la boca deseando que encuentren la financiación para participar en el «Streel Football World» al que les han invitado pero para el que no tienen fondos, que el «Torneo 17 goles» que han organizado para finales de mayor en su barrio en torno a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) sea un éxito de participación y diversión y acabo haciendo un repaso por la galería de fotos que lo acompaña tratando de encontrar a ese niño que nos regaló esa reveladora pregunta ayer y con ella, el momento más dulce del día: «¿Y no tienes un segundo país?»