Negro, negro, negro, negro….

Victoria Santa Cruz fue una artista afroperuana que descubrí hace bien poco en la clase de música y transformaciones sociales de un curso sobre realidad africana.

Desde entonces sigue resonando la voz de esta mujer en mi cabeza con su poema «Me gritaron negra» y el sonido de los tambores de fondo. La fuerza de sus palabras, la intensidad de su gesto en este video donde recita y vive, todo a un tiempo.

Hay una historia en primera persona en este poema, la suya, la de su infancia cuando apenas, como dice ella, tenía 5 años. Victoria vivía entonces en un barrio donde era la única niña negra entre todo un grupo de niñas mestizas. Hasta que un día llegó a vivir una familia blanca que también tenía una hija. Cuando aquella niña salió a jugar y vio a Victoria dijo: «Si esa negrita juega, yo me voy». Victoria pensó que aquella niña nueva en el barrio poco tenía que hacer llegando a imponer sus reglas, pero lo que sucedió fue que el resto de las niñas le dijeron «Vete Victoria».

«Una puñalada era una caricia comparada con aquello que me pasó. Yo no sabía que era negra…Cuando digo no sabía que era negra, no estoy hablando del color, sino de lo que eso implicaba.»

Victoria habla del odio que sintió a partir de entonces y de cómo tuvo que pasar el tiempo y vivir todo un proceso que le permitió ver lo fundamental de aquella vivencia. Lo importante de no quedarse en el odio, sino ver qué hacer con él, transformarlo.

En su caso, ella lo convirtió en arte para reivindicar una cultura, unas raíces y un color: el negro.

«Nada puede comunicar uno si no está comunicado consigo mismo primero»

 

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