He buscado por curiosidad la definición de «niña» en la RAE. Esto es lo que (literalmente) aparece:

  1. Que está en la niñez.
  2. Que tiene pocos años.
  3. Que tiene poca experiencia.
  4. Dicho de una persona que no es un niño: Que obra con poca reflexión o con ingenuidad.
  5. Para dirigirse a una persona que ha pasado de la niñez.
  6. Persona soltera, aunque tenga muchos años.
  7. Tratamiento que se da a personas de más consideración social.
  8. Pupila del ojo.
  9. Mujer que no ha perdido la virginidad.  (De esto ya hablaremos otro día……..)

La Convención sobre los Derechos del Niño declara que niños y niñas son todas las personas menores de 18 años.

He puesto la palabra «niña» en google y he pulsado intro. Lo primero que me muestra el buscador son 3 noticias desoladoras:

«La policía alemana detiene al agresor de una niña de 4 años«.
«Desaparecida niña de 3 años a la que su padre dejó en un callejón como castigo por no tomarse la leche«.
«Detenido en Alemania el presunto violador de una niña tras difundir las fotos de la víctima«.

La RAE otorga la misma definición a la palabra «niña» que a «niño». No hay referencia alguna en términos de sexo, y mucho menos de género. A priori, y siguiendo lo que muestra la RAE, no habría ninguna diferencia entre ser «niño» o ser «niña». Y sin embargo, las hay.

El 19 de diciembre de 2011 las Naciones Unidas declararon el 11 de Octubre como el Día Internacional de la Niña. El objetivo era, por una parte, reconocer los derechos de todas las niñas, pero también visibilizar todas las problemáticas y violaciones de derechos que viven millones de niñas en todo el mundo por el simple hecho de ser niñas. Matrimonio infantil, violaciones, más dificultades en el acceso a la educación, embarazos adolescentes, mortalidad materna, mutilación genital, trata, esclavitud… Todo esto son los problemas a los que se enfrentan cada día millones de niñas por el hecho de ser niñas. Lo leo a diario en muchos de los informes, notas de prensa o historias de vida que manejamos en Save the Children. A veces la realidad me llega de frente y ante mis ojos, como cuando observaba las dificultades que enfrentan las niñas en un campo de refugiados en Grecia, las condiciones de vida de una madre adolescente en un pequeño pueblo en el desierto de Mauritania, cuando escuchaba los relatos de las jóvenes en un centro de menores de Melilla o me llegaban los gritos de una chica en las calles de un barrio de Madrid volviendo de noche a casa.

Pero las niñas no son solo víctimas, las niñas también son líderes y agentes de cambio de sus vidas y sus comunidades. Porque, como siempre responde Almudena cuando su hija dice «No puedo«… «Sí puedes hija. Tú puedes todo«.

Pero es necesario apoyar, acompañar, luchar con ellas. Y conseguir Niñas libres que cambien, transformen y construyan un presente y un futuro en el que su voz sea escuchada, sus derechos respetados y su vida les pertenezca.

Hace unos meses Olivia descubrió una técnica nueva para pintar. Primero usaba los colores, todos los que le gustaban, y llenaba la hoja con ellos. Después lo cubría todo de negro por encima. Al principio lo miraba horrorizada. Hasta que finalmente, con mucho cuidado y utilizando un palito de madera que le habíamos dado, empezó a dibujar sobre toda aquella oscuridad.

Ella sola fue capaz de hacer salir de nuevo los colores, lo único que necesitaba era que alguien le diese un trocito de madera.

Millones de niñas esperan que alguien les ofrezca también uno que les ayude a sacar ellas mismas los colores a su vida y a sus sueños.

 

 

 

 

 

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