La vida de todas en aquel patio quedó cogida con pinzas. Dejaron los trapos sucios a un lado para airear las buenas noches entre balcones. Se abrieron las cortinas y dejaron que, aunque solo fuese con la mirada, entrasen unas en casa de otras.
El blog de María Cimadevilla
La vida de todas en aquel patio quedó cogida con pinzas. Dejaron los trapos sucios a un lado para airear las buenas noches entre balcones. Se abrieron las cortinas y dejaron que, aunque solo fuese con la mirada, entrasen unas en casa de otras.