Cada mañana a las 9 en punto el párpado derecho se levantaba en tres movimientos secos. Ras, ras, ras. Solo por un instante parecía guiñar […]
El blog de María Cimadevilla
Cada mañana a las 9 en punto el párpado derecho se levantaba en tres movimientos secos. Ras, ras, ras. Solo por un instante parecía guiñar […]