-«Santi, ¿cuándo vas a cambiar estas fotos?»

-«¿Y por qué no las cambias tú?»

Y así empezó todo. Hay veces que una frase desencadena todo lo demás.
Me gusta la idea de que los microrrelatos que me voy encontrando se instalen en las paredes de La Esquina de Santi. Que se impregnen del aroma del café de las mañanas, del cus cus del mediodía, del rumor de los «buenos días» «buenas tardes», de las conversaciones sobre la actualidad, de los «cómo va lo tuyo»… Historias que se encuentran con otras historias. Y todo en ese pequeño lugar que sigue siendo bar de siempre en este barrio. Donde nos reunimos para el aperitivo del sábado, para acordar los números de esa lotería compartida que nunca toca pero que nos da para soñar en alto con lo que daría de sí, donde puedes llegar con un mal día y salir con una sonrisa.

Nos vemos en La Esquina de Santi. Estrenamos exposición de microrrelatos, quien quiera puede pasar a leerlos con un café o una caña a partir de hoy.

 

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